Ir al contenido principal

Cómo se miden las cosas

Años atrás, mientras ayudábamos a un amigo que estudiaba cine a hacer un corto, filmábamos cerca a Villa de Leyva, donde un campesino nos permitió usar su parcela como locación. Hablando con él, nos contó que habían filmado un comercial de unas camionetas ahí mismo. Y nos dijo, si, eso fue cuando este árbol estaba como más o menos así, y señaló con la mano como a un metro veinte de el piso. El árbol medía en ese momento, tal vez un metro más que eso.

Para él, el tiempo se mide según cuanto crece un árbol. Otro habría dicho cuando el presidente era tal, o cuando tal canción estaba de moda, cuando yo tenía tantos años. Todas formas de medir lo mismo, pero aquella que uno escoge, dice mucho de uno mismo.

La semana pasada, caminando por mi nuevo barrio, tuve otro ejemplo de lo mismo. Paré en una tienda, a ver que encontraba y noté cuan distinto es pedir media libra de carne o tres mil pesos de carne. Se recibe lo mismo, pero la forma de pedirlo, evidencia la urgencia de la persona que lo pide. 

Lo que se dice, a veces queda relegado, por la forma en que uno lo dice.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Ahhh, los verdes (catarsis antes de dejar de hablar de la "ola verde")

Si, yo voté por Antanas Mockus en la consulta, luego en primera y en segunda vuelta. Pero no soy verde, no creo en la "ola verde" y no haré parte del Partido Verde Colombiano. Prefiero seguir participando como siempre lo he hecho, y votar con conciencia por quien me de la gana, como siempre lo he hecho. Cuando me refiero a los verdes, no me refiero a los verdaderos ecologistas, con quienes tengo una profunda afinidad (con orgullo puedo decir de mi que soy un tree hugger ). Tampoco al color verde, que como saben muchos es el color corporativo de mi empresa y por el que tengo un especial afecto. Siempre que despectivamente me refiero a los verdes, me refiero a ese numeroso grupo de seguidores de Antanas Mockus y del recientemente repotenciado Partido Verde Colombiano. No me refiero a todos, sino a ese grupo casi fanático que repite lemas y frases sin cuestionarlas (algo que estoy segura, molestaría mucho a Antanas Mockus si su ego le permitiera realmente leer lo que sus segui

La soledad tiene muchas formas

Hay soledad de esa que es fría, impersonal. Usual en los sitios llenos de personas que hablan de cosas que realmente no les importa pero que lo prefieren al silencio.  Hay soledad calida, la de tener espacio para oír los propios pensamientos, sentir cada pequeña cosa, como el rayo de sol que se asoma y toca un poco el brazo.  Hay soledad que parece casi musical, en que ve uno todo más claro y puede ver cómo cada intención se relaciona con otra, y cómo hay personas que dicen todo lo correcto pero no lo sienten realmente. Hay soledad obsesiva, esa que se centra en una sola cosa, idea, lugar, persona que no está presente. La soledad de sentir una profunda carencia sin darse cuenta de todo lo que sí está presente. Está la soledad miserable, que no es otra cosa que sentirse menos y por eso, necesitar mezclarse con eso que sentimos menos.   La soledad tiene muchas formas, y cambia constantemente. Como una columna de humo que se mueve caprichosamente con el viento. Photo credit: Oscar F. Hevi

Me pasa la edad que tengo

Cuando tengo mucho que decir, lo más probable es que no diga nada. Es casi un hábito que tengo desde la niñez, que cuando las cosas son complejas quiero pasarme el tiempo pensando en ello antes de empezar a hablarlo. Ahora estoy en un periodo un poco así. Y cuando me preguntan qué me pasa, solo puedo contestar que me pasa la edad que tengo: estoy en plena crisis de la edad media. Es un sentimiento muy similar al que tenia en la adolescencia, en que cuestiono todo lo que hago, todo lo que digo y todo lo que la sociedad espera de mi. Ya no con esa rebeldía ciega de la adolescencia de pelear con todos, pero si con esa misma mirada critica de querer sacudirme un montón de expectativas de otros que me están estorbando. Mi rebeldía no va en contra de otros, sino en contra de mi misma, de cuestionarme a mi. No quiero cambiar a otros, no me interesa ni siquiera cuestionar normas sociales o a otras personas, pero si me cuestiono a mi todo el tiempo y eso me hace mas callada y pensativa que si