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Mostrando las entradas de enero, 2014

Propósito

Dice alguien que ha sido mi terapeuta, que alguien que no tiene propósito no puede curarse de los males que tiene. Entiendo por ello, que las ganas de vivir existen sólo si uno ha encontrado un propósito en la vida. Creo que la felicidad también está relacionada con haber encontrado ese propósito en la vida. Se logra ser feliz cuando se puede hacer eso que uno ha decido que sea su propósito, que es distinto para cada persona. Por muchos años he repetido lo mismo, por alguna razón que desconozco, desde niña he tenido certeza de cual es ese propósito para mi. Pasan los años y ha cambiado un poco el sentido que le doy al concepto, pero no al punto exacto. Para mi el propósito es aprender: no tener conocimientos amplios sobre muchos temas humanos (aunque cuando dejo de estudiar inmediatamente me deprimo), sino aprender para convertirme en una persona sabia. Esa sabiduría que con puro cliché se relaciona con un anciano oriental que habla pausadamente porque entiende el mundo con una persp

Petro se queda y otros conflictos

Como saben quienes me leen, yo voté por Petro para Alcalde. En su momento, el Plan de la Bogotá Humana me parecía excelente, me lo leí completo. Lo defendía diciendo que eran las políticas obvias de alguien que estaba pensando en una ciudad vivible en 20 años. Antes de Petro, y por más de 30 años (si, tanto) ya me he identificado con causas como la responsabilidad social y la inclusión, la separación de la fe de las políticas públicas, la defensa de los derechos humanos, la defensa de los animales, la tolerancia por la diversidad (sea esta genérica, sexual, racial o formas de pensar), la defensa del medio ambiente, el rechazo a la violencia contra la mujer. Crecí en un hogar liberal y por muchos años he sido consiente de cuan rico fue ese ambiente en términos del libre pensar. Así que no tenía nada de extraño mi voto ni mi postura frente al tema. Me considero centro izquierda, y teniendo tanto interés en la política, confieso como muchos que voté liberal (mis abuelos estarían orgullo

Genio y figura...

Pues ya prácticamente clasifico a cuarentona, y la rebeldía adolescente ahora tiene la etiqueta de crisis de la edad media. Aún me tienen que explicar las normas sociales (me siento un poco como Sheldon cada día) y esas horas de madrugada en que estoy despierta pero el resto del mundo no, siguen estando llenas de preguntas existenciales que no me importan sino a mi. Cosas como si la realidad que uno percibe realmente es real, o si la empatía que se tiene por otras personas es solo empatía o realmente tiene consigo vínculos de vidas anteriores o el ser un sólo espíritu en la rueda del samsara. Luego en el horario laboral, estoy obsesionada con la eficiencia y la solución práctica a cada problema de ingeniería que encuentro y me olvido completamente de las preguntas existenciales. Y me paso el día alternando entre lo práctico y lo completamente etéreo, de ver patrones en unos datos para definir un modelo predictivo y luego deprimirme profundamente por la maldad humana. En conclusión, h