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Mostrando las entradas de julio, 2010

Exitosa, lo que se dice exitosa, no soy

Un par de días atrás, alguien que acababa de conocer me dijo que yo era exitosa porque ya tenía la empresa hace diez años y que producía dinero. Yo contesté, casi sin pensar, que tener una empresa diez años era muestra de que yo era persistente, pero que jamás diría que soy exitosa. Es exitoso solo aquel que cuando le preguntan si es feliz responde con una sonrísa gigante y un si desde el fondo del corazón. El éxito implica haber logrado equilibrio y un buen grado de satisfacción en todos los aspectos de la vida, y el trabajo es sólo uno de ellos (y no es ni siquiera el más importante). Soy conciente de que en la última década he cambiado múltiples actitudes que me acercan a la meta, pero también se que voy a necesitar otro par de décadas para lograr completar los cambios que me faltan.  Espero, con los años, ser una persona exitosa, pero aún no lo soy.

Primero la soledad

Por muchos años he recitado esto, casi como un mantra, cuando siento que el mundo me abruma. Hoy fue uno de esos días: 13 Primero está la soledad. En las entrañas y en el centro del alma: ésta es la esencia, el dato básico, la única certeza; que solamente tu respiración te acompaña, que siempre bailarás con tu sombra,  que esa tiniebla eres tú. Tu corazón, ese fruto perplejo, no tiene que agriarse con tu sina solitario; déjalo esperar sin esperanza que el amor es un regalo que algún día llega por si solo. Pero primero está la soledad, y tú estás solo,  tú estás solo con tu pecado original -contigo mismo-. Acaso una noche, a las nueve,  aparece el amor y todo estalla y algo se ilumina dentro de ti, y te vuelves otro, menos amargo, más dichoso; pero no olvides, especialmente entonces,  cuando llegue el amor y te calcine, que primero y siempre está tu soledad y luego nada y después, si ha de llegar, está el amor. Darío Jaramillo Agudelo, Poemas de Amor, El Áncora Editores, Bogotá, 1993

Nicolás Castro

Finalmente queda libre Nicolás Castro. ¡Ya era tiempo! Me alegro por él y por su familia. Una lástima que se diera por vencimiento de términos y quedara ese aire de que había algo mal hecho en su actuación. Aún hoy, como dije antes en este blog, sostento que Nicolás Castro se merecía un terrible regaño porque hacer chistes tontos con matar a alguien no es correcto. Siempre fue claro que no había intención alguna de cometer un delito o incitar a nadie a cometerlo. Pero este fue otro caso del "todo vale" y nadie se puede meter con los Uribe. A Nicolás, sus chistes lo llevaron a la Picota. Para mi, este caso fue un abuso de poder, en que las supuestas pruebas se cayeron y no había caso. Sin embargo, terminó por vencimiento de términos.Y aún no hay avances en los casos de las amenazas por redes sociales a muchas personalidades del país, que no eran de la familia del Presidente, y menos aún avances en las investigaciones de los que si terminaron asesinados después de las amena

Ahhh, los verdes (catarsis antes de dejar de hablar de la "ola verde")

Si, yo voté por Antanas Mockus en la consulta, luego en primera y en segunda vuelta. Pero no soy verde, no creo en la "ola verde" y no haré parte del Partido Verde Colombiano. Prefiero seguir participando como siempre lo he hecho, y votar con conciencia por quien me de la gana, como siempre lo he hecho. Cuando me refiero a los verdes, no me refiero a los verdaderos ecologistas, con quienes tengo una profunda afinidad (con orgullo puedo decir de mi que soy un tree hugger ). Tampoco al color verde, que como saben muchos es el color corporativo de mi empresa y por el que tengo un especial afecto. Siempre que despectivamente me refiero a los verdes, me refiero a ese numeroso grupo de seguidores de Antanas Mockus y del recientemente repotenciado Partido Verde Colombiano. No me refiero a todos, sino a ese grupo casi fanático que repite lemas y frases sin cuestionarlas (algo que estoy segura, molestaría mucho a Antanas Mockus si su ego le permitiera realmente leer lo que sus segui