Como saben quienes me leen, yo voté por Petro para Alcalde. En su momento, el Plan de la Bogotá Humana me parecía excelente, me lo leí completo. Lo defendía diciendo que eran las políticas obvias de alguien que estaba pensando en una ciudad vivible en 20 años.
Antes de Petro, y por más de 30 años (si, tanto) ya me he identificado con causas como la responsabilidad social y la inclusión, la separación de la fe de las políticas públicas, la defensa de los derechos humanos, la defensa de los animales, la tolerancia por la diversidad (sea esta genérica, sexual, racial o formas de pensar), la defensa del medio ambiente, el rechazo a la violencia contra la mujer. Crecí en un hogar liberal y por muchos años he sido consiente de cuan rico fue ese ambiente en términos del libre pensar. Así que no tenía nada de extraño mi voto ni mi postura frente al tema. Me considero centro izquierda, y teniendo tanto interés en la política, confieso como muchos que voté liberal (mis abuelos estarían orgullosos), luego polo, luego verde, luego progresista y en estas considero seriamente votar por el partido pirata o los representantes de la guardia indígena por que no hay por quien más votar.
Debido a que trabajo con una empresa que tiene vínculos con el distrito, he dejado de hablar de política en redes sociales. En realidad no hay censura en la empresa, ni me ha pedido nadie que deje de hablar; mi silencio es más voluntario y prudente, para evitar conflictos con los funcionarios con que tengo que tratar día a día. En la oficina soy bien conocida por mi "mamertismo", que no deja de ser bien curioso porque me gradué de la universidad más cara del país y aunque estoy lejos de ser millonaria, mi salario es un múltiplo de salarios mínimos que no me siento cómoda de confesar. Mi discurso de la responsabilidad social es genuino, pero no tan comprometido, por que al final del día prefiero ir a comer a la zona G en vez de andar en una marcha. Como hacen los protestantes (gringos usualmente) dono a varias organizaciones, ong y sitos de prensa libre para que hagan ese trabajo por mi (o al menos me hagan sentir un poco menos culpable). Me leo los periódicos a diario, me indigno profundamente con cada atrocidad de este país, y así vivo cada día en el conflicto extraño de ser y no ser. Nunca consideré irme a vivir fuera del país.
Volviendo al tema del voto, confieso que una vez electo, con el pasar de los meses se hizo difícil defender a Petro, pues con un plan muy bueno, los resultados son más bien pobres. No hay resultados. Creo que es difícil que la izquierda algún día de resultados, pues tiene pocas personas con experiencia de gestión. Creo que la historia de Samuel Moreno seguida de Gustavo Petro cerrará las puertas a la "izquierda" por muchos años.
La defensa de lo público me parece una causa loable y que apoyo. ¡Qué maravilla sería Colombia con educación pública extendida y de calidad! Pero el manejo de las basuras tal vez no fue el mejor momento de Petro (que debería considerar volver al Senado y quedarse ahí).
Sin embargo, defiendo el "Petro se queda hasta la muerte", ya no tanto por Petro y su gestión, sino por que me indigna y me aterra el manejo que le da el Procurador. Sospecho que la mayoría de los simpatizantes del "se queda" piensan como yo.
Dos columnas del tema que les comparto
RODRIGO UPRIMNY - Garantías penales y destitución
El debate sobre las implicaciones del artículo 23 de la Convención Americana (CA) en el caso Petro se ha centrado en un punto: si el procurador puede o no destituir a un funcionario electo popularmente. Pero esa norma tiene otra implicación trascendental.
http://www.elespectador.com/opinion/garantias-penales-y-destitucion-columna-469429
RAMIRO BEJARANO GUZMÁN - El Petrogate 
Insisto en calificar de desastrosa la gestión de Petro, pero no estoy de acuerdo en que lo destituyan por “mal alcalde”, como lo pretende Ordóñez.
http://www.elespectador.com/opinion/el-petrogate-columna-469427
Antes de Petro, y por más de 30 años (si, tanto) ya me he identificado con causas como la responsabilidad social y la inclusión, la separación de la fe de las políticas públicas, la defensa de los derechos humanos, la defensa de los animales, la tolerancia por la diversidad (sea esta genérica, sexual, racial o formas de pensar), la defensa del medio ambiente, el rechazo a la violencia contra la mujer. Crecí en un hogar liberal y por muchos años he sido consiente de cuan rico fue ese ambiente en términos del libre pensar. Así que no tenía nada de extraño mi voto ni mi postura frente al tema. Me considero centro izquierda, y teniendo tanto interés en la política, confieso como muchos que voté liberal (mis abuelos estarían orgullosos), luego polo, luego verde, luego progresista y en estas considero seriamente votar por el partido pirata o los representantes de la guardia indígena por que no hay por quien más votar.
Debido a que trabajo con una empresa que tiene vínculos con el distrito, he dejado de hablar de política en redes sociales. En realidad no hay censura en la empresa, ni me ha pedido nadie que deje de hablar; mi silencio es más voluntario y prudente, para evitar conflictos con los funcionarios con que tengo que tratar día a día. En la oficina soy bien conocida por mi "mamertismo", que no deja de ser bien curioso porque me gradué de la universidad más cara del país y aunque estoy lejos de ser millonaria, mi salario es un múltiplo de salarios mínimos que no me siento cómoda de confesar. Mi discurso de la responsabilidad social es genuino, pero no tan comprometido, por que al final del día prefiero ir a comer a la zona G en vez de andar en una marcha. Como hacen los protestantes (gringos usualmente) dono a varias organizaciones, ong y sitos de prensa libre para que hagan ese trabajo por mi (o al menos me hagan sentir un poco menos culpable). Me leo los periódicos a diario, me indigno profundamente con cada atrocidad de este país, y así vivo cada día en el conflicto extraño de ser y no ser. Nunca consideré irme a vivir fuera del país.
Volviendo al tema del voto, confieso que una vez electo, con el pasar de los meses se hizo difícil defender a Petro, pues con un plan muy bueno, los resultados son más bien pobres. No hay resultados. Creo que es difícil que la izquierda algún día de resultados, pues tiene pocas personas con experiencia de gestión. Creo que la historia de Samuel Moreno seguida de Gustavo Petro cerrará las puertas a la "izquierda" por muchos años.
La defensa de lo público me parece una causa loable y que apoyo. ¡Qué maravilla sería Colombia con educación pública extendida y de calidad! Pero el manejo de las basuras tal vez no fue el mejor momento de Petro (que debería considerar volver al Senado y quedarse ahí).
Sin embargo, defiendo el "Petro se queda hasta la muerte", ya no tanto por Petro y su gestión, sino por que me indigna y me aterra el manejo que le da el Procurador. Sospecho que la mayoría de los simpatizantes del "se queda" piensan como yo.
Dos columnas del tema que les comparto
RODRIGO UPRIMNY - Garantías penales y destitución
El debate sobre las implicaciones del artículo 23 de la Convención Americana (CA) en el caso Petro se ha centrado en un punto: si el procurador puede o no destituir a un funcionario electo popularmente. Pero esa norma tiene otra implicación trascendental.
http://www.elespectador.com/opinion/garantias-penales-y-destitucion-columna-469429
RAMIRO BEJARANO GUZMÁN - El Petrogate 
Insisto en calificar de desastrosa la gestión de Petro, pero no estoy de acuerdo en que lo destituyan por “mal alcalde”, como lo pretende Ordóñez.
http://www.elespectador.com/opinion/el-petrogate-columna-469427
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