Desde hace más o menos una semana, no contesto mi celular. Cuando sueña, salta, timbra, solo lo dejo sonar, saltar y timbrar. Dejé de contestar porque sentía que si atendía cada solicitud, la productividad de mi día sería muy baja, si es que lograba producir algo en el día. Y porque el nivel de interupciones se ha incrementado muchísimo en mi día a día, al punto de que es imanejable.
Literatura sobre el efecto negativo de las interrupciones, hay montones. Una muestra aquí, en un enlace de busqueda en google https://www.google.com.co/search?q=interrupcion+en+el+trabajo&oq=interrupcion&aqs=chrome.1.69i57j35i39j0l4.6152j0j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8 En inglés, el volúmen de literatura mostrando lo negativo de las interrupiciones es mucho mayor.
He leído muchas veces que tras una interrupción, el cerebro toma entre 15 y 30 minutos en volver a concentrarse y lograr un estado productivo. Curiosamente, las personas no parecen notar que preguntarte si te pueden interrumpir no sirve de nada, porque claramente, ya te interrumpieron.
Mantenerse con un buen nivel de productividad es importante en mi línea de trabajo y nivel de responsabilidad. Sin embargo, mantener buenas relaciones con las personas es también importante, u me preocupa la percepción de las personas de que no soy accesible o que no se pueden comunicar conmigo.
Sólo por ver si mi estrés era percepción conté hoy cuantas llamadas y WhatsApp recibo (no incluye repeticiones de la misma persona, sino solicitudes únicas de un tema distinto relacionado con trabajo. desconté mis asuntos personales y familiares). Resultado para hoy: una interrupción cada 13.7 minutos. Es decir, si solo contestara la llamada, o el mensaje, ya no lograría niveles de concentración en el día para producir pues antes de llegar a los 15 minutos, ya habría sido interrumpida de nuevo.
Ahora, con un análisis más profundo de los datos, noté que de todos los temas solicitados vía llamada telefónica, ninguno era urgente y se podría haber manejado por email, con una respuesta que puede esperar de varias horas a varios días*.
De las solicitudes hechas por Whatsapp, un poco menos invasivo, sólo una de ellas era relevante y requería mi atención. Se atendió de forma casi inmediata. Las demás, las leí cuando pude hacerlo y las atendí sin que causaran gran traumatismo a la productividad. No he visto mi email hoy, por lo mismo, no puedo acusarlo de generarme retrasos por interrupciones.
Mi corto análisis de hoy me permite concluir que, al menos por esta semana, prefiero "pasar de grosera" y no atender las llamadas. Gustosamente, atenderé Whatsapps a medida que los pueda leer y correos cuando llegue a ellos. Me he propuesto, al menos por esta semana, lograr cumplir con al menos los más urgentes deadlines que tengo en proyectos.
* A las llamadas telefónicas, les tengo mucho más miedo que a otros medios de comunicación, por cuanto, las personas que no requieren niveles de productividad tan altos, pueden pasar 40 minutos al telefono con temas que no son urgentes, y sin darle a uno opción de colgar. Algunos te cuentan su vida y repiten la misma cosa varias veces, sin conciencia alguna de que los demás sufren con sus llamadas.
Literatura sobre el efecto negativo de las interrupciones, hay montones. Una muestra aquí, en un enlace de busqueda en google https://www.google.com.co/search?q=interrupcion+en+el+trabajo&oq=interrupcion&aqs=chrome.1.69i57j35i39j0l4.6152j0j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8 En inglés, el volúmen de literatura mostrando lo negativo de las interrupiciones es mucho mayor.
He leído muchas veces que tras una interrupción, el cerebro toma entre 15 y 30 minutos en volver a concentrarse y lograr un estado productivo. Curiosamente, las personas no parecen notar que preguntarte si te pueden interrumpir no sirve de nada, porque claramente, ya te interrumpieron.
Mantenerse con un buen nivel de productividad es importante en mi línea de trabajo y nivel de responsabilidad. Sin embargo, mantener buenas relaciones con las personas es también importante, u me preocupa la percepción de las personas de que no soy accesible o que no se pueden comunicar conmigo.
Sólo por ver si mi estrés era percepción conté hoy cuantas llamadas y WhatsApp recibo (no incluye repeticiones de la misma persona, sino solicitudes únicas de un tema distinto relacionado con trabajo. desconté mis asuntos personales y familiares). Resultado para hoy: una interrupción cada 13.7 minutos. Es decir, si solo contestara la llamada, o el mensaje, ya no lograría niveles de concentración en el día para producir pues antes de llegar a los 15 minutos, ya habría sido interrumpida de nuevo.
Ahora, con un análisis más profundo de los datos, noté que de todos los temas solicitados vía llamada telefónica, ninguno era urgente y se podría haber manejado por email, con una respuesta que puede esperar de varias horas a varios días*.
De las solicitudes hechas por Whatsapp, un poco menos invasivo, sólo una de ellas era relevante y requería mi atención. Se atendió de forma casi inmediata. Las demás, las leí cuando pude hacerlo y las atendí sin que causaran gran traumatismo a la productividad. No he visto mi email hoy, por lo mismo, no puedo acusarlo de generarme retrasos por interrupciones.
Mi corto análisis de hoy me permite concluir que, al menos por esta semana, prefiero "pasar de grosera" y no atender las llamadas. Gustosamente, atenderé Whatsapps a medida que los pueda leer y correos cuando llegue a ellos. Me he propuesto, al menos por esta semana, lograr cumplir con al menos los más urgentes deadlines que tengo en proyectos.
* A las llamadas telefónicas, les tengo mucho más miedo que a otros medios de comunicación, por cuanto, las personas que no requieren niveles de productividad tan altos, pueden pasar 40 minutos al telefono con temas que no son urgentes, y sin darle a uno opción de colgar. Algunos te cuentan su vida y repiten la misma cosa varias veces, sin conciencia alguna de que los demás sufren con sus llamadas.
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