Desde hace ya varios meses, en twitter hablo de animales, recetas de cocina, el vecino reguetonero y otras cuantas cosas cotidianas. Me he vuelto uno de esos twitteros que me da pereza seguir. Poco hablo de política, de lo que está pasando y de mis opiniones al respecto. Aún sigo teniendo una opinión acerca de todo. No puedo evitarlo. Soy además bastante apasionada con mis opiniones. Se me salen por los ojos, me salen letreritos si no las digo.
Sin embargo, cada día siento menos deseo de explicar mis opiniones. Menos aún de justificarlas. En general, disfruto una buena conversación con alquien que reta mis puntos de vista y me obliga a revisarlos. Pero esos escenarios de dialogo son escasos, raros. Ofrecer al mundo una opinión, en general trae consigo una descalificación o un insulto insulso, sin más intención que ofender. Las redes sociales, no son realmente espacios de comunicación efectivos.
Son un buen escenario para notar grupos, asociaciones, personas que se identifican con una idea en particular y de alguna forma permiten que su identidad se fusione con esa idea. Supongo que una percepción así tienen de mi quienes me leen. Soy una mamerta, nerda, supongo que snob porque aveces twiteo en inglés. No tengo duda que se asumen muchas cosas sobre mi, como, desafortundamente yo asumo también mucho sobre las personas a las que leo.
Mi prejuicio más grande, y que además parece ser obvio porque me lo han
señalado más de una vez, es que de tajo me alejo de las personas que no
me parecen inteligentes. (Obvio, con la definicióin de inteligencia que a
mi me parece inteligencia.) Ser jodido y buen manipulador, no me parece
ser inteligente. Por alguna razón, creo que las personas realmente
inteligentes son éticas. Si te falta ética, no eres realmente tan
inteligente. Si no cuestionas todo y no te atreves a decir que no sabes
algo, tampoco. Ser humilde con el conocimiento es parte de ser
inteligente. Tampoco me gusta mucho la gente cobarde (en condiciones no extremas, no me refiero a situaciones en que esté en peligro la vida, en caso de guerra, etc). Ese que dice mentiras para evitarse un conflicto en el trabajo, en vez de sólo decir lo que de verdad está pensando. Esas personas. Aún no se cómo trabajar esos prejucios, supongo que reconocerlos ya es avance.
Por eso, sigo leyendo twitter, y confieso, muchos feeds de facebook especialmente de grupos cerrados. Cuando simplemente, me alejo de los tweets cruzados, y los comentarios, y sólo leo, o reviso los links o el contenido compartido, encuentro cosas interesantes. Personas interesantes. Imágenes retadoras a mi propia forma de pensar.
Con frecuencia me preocupa que, al filtrar tanto a quienes leo (les aseguro, no hay un solo uribista en mi timeline), pierdo de vista muchas formas de ver el mundo. Así que procuro, al menos por ejercicio mental, leer de cuando en cuando columnas de opinión de los personajes que defienden otras percepciones del mundo (hasta la de los terraplanistas). Me cuesta, me parecen muy estúpidas, por decir lo menos. Trato de entender como llegan a las conclusiones que llegan, y porqué. Me cuesta, pero lo hago, como un ejercicio mental. Me da miedo convertirme en alguien que cree que posee la verdad absoluta. Me da miedo ser instransigente y ni siquiera darme cuenta. Tengo mucho miedo del día en que ya no aprenda, en que ya no cuestione, el día en que haya perdido la humildad para aproximarme al conocimiento. El dia que que esté convencida de que mi forma de vida es correcta y la de los demás de plano no. Me da mucho miedo eso. ¿Les pasa aveces?
Comentarios
Publicar un comentario