Este blog completa una década de existencia. No fue mi primer blog, antes de blogger tenía un blog en los servicios de microsoft. Antes de eso, escribía en revistas estudiantiles y períodicos murales en el colegio y la universidad. Escribir me hace falta, no he dejado de hacerlo desde que aprendí. Creo que compensa lo poco que hablo.
Se volvió un hábito, pues con el tratamiendo de depresión sugieren frecuentemente el llevar un diario. Dejar constancia de qué nos hace feliz o qué dispara la ansiedad, qué sentimos, etc.
La mayoría de mis escritos los empiezo en papel. Sólo llegan a un computador cuando están listos para ser editados, aquellos pocos que preparo para ser publicados. Mis escritos, que antes eran solo personales y una forma de sublimar mis pequeños dramas cotidianos, fueron haciendose más complejos a medida que me hacía mayor. Un día cualquiera fuí conciente de que había adquirido experiencias suficientes como para que lo que tenía que decir, fuera de valor para alguien más.
Ya pasé la crisis de la edad media, me tomó más de dos años confirmar que para ser feliz tengo que hacer lo que de verdad quiero y no lo que me dicen. Por eso, renuncié al trabajo que tenía y he defendido con vehemencia mi posición de no hacerme empleada de nuevo. Monto mis empresas y proyectos, y cada día camino un poco en la dirección de hacerme un nómada digital. Encontré un compañero de camino (con el que decidí casarme, pero no lo he hecho) que quiere lo mismo y propone un año en Africa, no mejor vamos a Uruguay, qué maravilla irnos para Estonia, y así. Todos los días un sueño nuevo, un país distinto, un nuevo idioma que aprender.
Y este año, después de darle vueltas por mucho tiempo, también decidí tomarme en serio esto de escribir. Más por que creo que puedo hacerlo bien, y disfrutarlo. Ya veremos si encuentro público que me lea; por ahora, no es tan importante. Más importante me parece encontrar mi propia voz, decir lo que no he podido decir, porque estaba ocupada con algo más que me importaba menos.
Tengo blogs de distintos temas, que empiezan a cubrir mucho de lo que me interesa. Uno en gerencia de proyectos de tecnología, que me apasiona, otro con cuentos para niños, porque pienso en eso todo el día. Cómo crear el próximo unicornio y cómo mantener la motivación y la dedicación en el trabajo. Análisis de datos que muestran que vamos mejor de lo que pensamos. Tanto aún me queda por decir.
No en vano, escribo cartas en papel y las envío por correo con estampillas. La palabra escrita toma más tiempo, pero a la vez permite releerla una y otra vez. Permite más reflexión y tambien juicios más duros.
Que la fuerza los acompañe en este 2019 que empieza.
Photo credit: dji : diogo machado on Foter.com / CC BY-NC
Se volvió un hábito, pues con el tratamiendo de depresión sugieren frecuentemente el llevar un diario. Dejar constancia de qué nos hace feliz o qué dispara la ansiedad, qué sentimos, etc.
La mayoría de mis escritos los empiezo en papel. Sólo llegan a un computador cuando están listos para ser editados, aquellos pocos que preparo para ser publicados. Mis escritos, que antes eran solo personales y una forma de sublimar mis pequeños dramas cotidianos, fueron haciendose más complejos a medida que me hacía mayor. Un día cualquiera fuí conciente de que había adquirido experiencias suficientes como para que lo que tenía que decir, fuera de valor para alguien más.
Ya pasé la crisis de la edad media, me tomó más de dos años confirmar que para ser feliz tengo que hacer lo que de verdad quiero y no lo que me dicen. Por eso, renuncié al trabajo que tenía y he defendido con vehemencia mi posición de no hacerme empleada de nuevo. Monto mis empresas y proyectos, y cada día camino un poco en la dirección de hacerme un nómada digital. Encontré un compañero de camino (con el que decidí casarme, pero no lo he hecho) que quiere lo mismo y propone un año en Africa, no mejor vamos a Uruguay, qué maravilla irnos para Estonia, y así. Todos los días un sueño nuevo, un país distinto, un nuevo idioma que aprender.
Y este año, después de darle vueltas por mucho tiempo, también decidí tomarme en serio esto de escribir. Más por que creo que puedo hacerlo bien, y disfrutarlo. Ya veremos si encuentro público que me lea; por ahora, no es tan importante. Más importante me parece encontrar mi propia voz, decir lo que no he podido decir, porque estaba ocupada con algo más que me importaba menos.
Tengo blogs de distintos temas, que empiezan a cubrir mucho de lo que me interesa. Uno en gerencia de proyectos de tecnología, que me apasiona, otro con cuentos para niños, porque pienso en eso todo el día. Cómo crear el próximo unicornio y cómo mantener la motivación y la dedicación en el trabajo. Análisis de datos que muestran que vamos mejor de lo que pensamos. Tanto aún me queda por decir.
No en vano, escribo cartas en papel y las envío por correo con estampillas. La palabra escrita toma más tiempo, pero a la vez permite releerla una y otra vez. Permite más reflexión y tambien juicios más duros.
Verba volant, scripta manent.Espero tener encima unos 50 años más y seguir escribiendo. Entonces ya habrá otros espacios y medios para hacerlo. Y espero, que algunos de los que me leen hoy, me sigan leyendo.
Photo credit: dji : diogo machado on Foter.com / CC BY-NC
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