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Historias de tombos

Dos niñas de colegio, con faldas de cuadritos, esperando el bus en una esquina en Bogotá. Las 7am seguramente, hace frío. Por la calle enfrente pasa una motocicleta con dos policias. Más o menos media cuadra atrás viene una Luv blanca con platón. De pronto, los policias pierden el equilibrio y la moto se va al piso. El conductor de la Luv frena a unos 3 metros de ellos. El policía que conduce se levanta y se acerca a la ventanilla. "Claro, nos golpeó, nos atropelló ahora como arreglamos. La moto tiene daños, vea el compañero está como herido." El señor de la Luv mira con pánico. El bus del colegio llega y las niñas se suben. ¿Qué le habrá pasado al señor de la Luv? se preguntan.

En un pequeño apartamento vive esta señora, ya mayor. Vive sóla, no por falta de familia que la cuide, sino por su infinita terquedad. Su independencia es lo que más valora, y lo que define su identidad.
Una tarde, después de jugar cartas con sus amigas, llega a casa y encuentra todo revuelto. No hay televisor, faltan los electrodomesticos, robaron su apartamento. Ella busca en el fondo de su armario, donde en una media tiene las pocas joyas que posee. Algunas tienen un valor más que sentimental. Las encuentra, están a salvo. Entonces llama a la policia.
Después de una hora, llega la policia, toma su declaración, le pide la lista de lo que falta. La señora, detalla cada elemento faltante. La policía le dice que lo más probable es que no se sepa nunca quien fue y que las cosas no se puedan recuperar, luego se van. Un poco mas tarde, la señora busca sus joyas. No están. Se las llevó la policia.

Con la algaravía propia de un viernes, el Chorro de Quevedo canta con los que cantan. Hasta que llega la horda de policias que empiezan a presionar a los dueños de locales. Una escena usual en esta zona.
Un borrachín, con la lengua suelta grita "Eso, lleno de tombos. Pero cuando va uno por la Jimenez y lo van a asaltar si no aparece ni uno".
Los policias hacen sus rondas, cierran sitios, y el borrachín bocón empieza su travesía a casa, caminando hacia el eje ambiental. Va solo, caminando en la noche. Atrás de él, suena una moto. Son dos policias, se acercan por detrás de él. El parrillero se acerca y le rocea gas pimienta en la cara. Y nuevamente, queda la Jimenez sin un policía a quién pedirle ayuda o de quien huír.

Otra vez tarde para la oficina. Tiene una reunión importante y va tarde. Un retén de policia. Papeles. No tengo certificado de gases, no lo he sacado, no está vigente. Ah, eso toca llamar la grua, hay que inmobilizar el carro. Ella llama a la oficina, no puedo llegar a la reunión, vayan sin mi. "No, pero eso le podemos colaborar. Uno sabe a quien le puede colaborar. Eso solo deme lo que vale la grua, porque ellos ya vienen y pues eso vale." "No tengo plata, no cargo efectivo." "No importa, deje el carro ahí que aquí al lado hay un cajero." "No cargo tarjetas, tengo que llamar a la oficina para que me traigan la plata." "No, pero no llame a nadie. Dejeme ver el celular, no es que ahora me esté grabando. Uno acá tratando de ayudarle y disque lo graban a uno. A ver monita, dejeme verificar que no  me está grabando con el celular." "No tengo plata, tengo que llamar a la oficina a que me traigan plata. No tengo. Mi oficina es acá a dos cuadras" "Llame pues." De la oficina, traen la caja azul con llave que contiene las tarjetas. Ella va hasta el cajero, a dos cuadras y retira efectivo. "La grua vale 205mil. La ida los patios más o menos un millón y un día completo de trámites. Bueno monita, páseme lo de la grua aca por debajo del pase, que nadei vea, no ve que le estoy es colaborando?" Han pasado más de dos horas, la carrera 11 en hora pico está parada por los 4 carros a los que les están colaborando para que no se los lleve la grúa.

"El fin de semana mataron una muchacha ahí en mi barrio. Ya ha pasado varias veces. Era una china del barrio, como de 15 años. Son unos manes del barrio vecino, como 10, ahi los tienen identificados. La violaron entre todos y la golpearon, le defiguraron la cara y la dejaron tirada ahi sin ropa en un potrero. Pero ella no se murió de los golpes y eso, sino de hipotermia. Encontraron el celular de ella, tirado cerca. Ella alcanzó a hacer varias llamadas a la policía, pero nunca fueron. Seguro no le creyeron. Yo ahora le digo a mi hija que me llame cuando vaya para la casa y salimos con mi hermana a esperarla."

Estas historias son todas reales. La niña de falda de cuadritos era yo, hace años cuando estaba en el colegio. La señora mayor era mi abuelita, la víctima del gas pimienta es compañero de apartamento de @ivalevaga y la mujer a quien le sacaron plata con la ayuda de la grúa fui yo también. La historia de la mujer en el potrero me la contó Alicia la señora del aseo, esto pasó en su barrio el fin de semana pasado.  No confío en la policía. Le tengo mucho más miedo ahora con la seguridad democrática. 

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